Los políticos españoles están subiéndose a marchas forzadas al carro de las nuevas tecnologías. La última prueba es el lanzamiento por parte del Partido Popular de una aplicación para dispositivos móviles sobre su candidato, Mariano Rajoy. Todos intentan seguir estrategias similares a las aplicadas por actual presidente Estados Unidos, Barack Obama, que tan buenos resultados le dio al entonces aspirante durante la campaña para las presidenciales norteamericanas.
Sin embargo, el traslado del modelo a la realidad española no está resultando tan eficaz para los principales candidatos españoles, Rajoy y Rubalcaba, entre otras cosas, por el error de realizar la misma comunicación que realizaban en los soportes tradicionales sin entender lo que realmente significa el factor bidireccional de la política 2.0. El potencial votante es el que accede directamente al candidato, y espera una respuesta convincente de él. El otro gran fallo es centrar la comunicación en sus propios seguidores, dejando un tanto de lado a la gran masa de ciudadanos que no se identifican con un partido político concreto, pero que sí podrían ser receptores de mensajes o ideas que se ajustaran a sus demandas de soluciones.
Rajoy, el último en llegar
El aspirante a presidente ha tardado en incorporarse al uso de páginas web personales y redes sociales, aunque los resultados a efectos cuantitativos han sido espectaculares. En pocas semanas se ha colocado entre los políticos españoles más seguidos, con más de 62.000 “followers” en Twitter y un número parecido de fans en Facebook. Muy por debajo queda su rival en las elecciones generales del 20-N, ya que las páginas “ConRubalcaba” sólo cuentan con 13.000 fans en Facebook y 41.400 seguidores en Twitter.
Sin embargo, en cuanto a los contenidos y a resultados que se traducen en influencia real en la Red, las cosas no parecen tan claras. Los recientes “patinazos” del PP, y alguno más antiguo, han puesto de manifiesto los riesgos que se derivan de la exposición pública en las redes sociales con estrategias poco acertadas o errores como la de aparecer Rajoy en un vídeo viajando en coche sin cinturón de seguridad.
Los peores momentos los ha tenido el PP en Twitter, donde bajo el “hashtag” #prostituit ha tenido que sufrir ácidas críticas en la red por su petición de cesión de los perfiles personales para comunicar mensajes del Partido y donde el intento #preguntaleamariano terminó con burlas sobre el aspirante y preguntas sarcásticas, en “trending topic” (TT). En el lado contrario, el equipo de Rubalcaba sí se ha apuntado algún tanto, como la difusión del llamado “mapa de los recortes” del PP.
Caminos paralelos
Desde que se conoció la renuncia del presidente Zapatero a encabezar de nuevo las listas de su partido, y la proclamación de Rubalcaba como candidato, los caminos de éste y de Mariano Rajoy han discurrido de forma paralela en el campo de la comunicación política por la red.
El candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se adelantó con el lanzamiento de su página web de campaña rubalcaba.es y canales en redes sociales como Facebook, Twitter, Youtube, Tuenti, Flickr, SlideShare, RedBlog, etc, con la denominación genérica “ConRubalcaba”. Una estrategia similar en cuanto a los soportes de comunicación ha seguido el equipo de Mariano Rajoy con rajoy.es, y sus canales en las redes. Coincidieron incluso en dar a sendos vídeos el protagonismo de los lanzamientos de las páginas. El PSOE optó por el eslogan “Yo estuve allí”, mientras que el PP tituló el suyo “Rajoyistas por el mundo”.
En ambos se resume el defecto ya reseñado, que no es otro que el de estar centrados en sus propios seguidores como protagonistas. El amplio grupo de votantes situado en el espacio político situado entre la ideología de ambas formaciones, y que a la postre es tradicionalmente el que decide el resultado final de las elecciones, queda al margen.
Los canales de comunicación que utilizan ambos candidatos no son modelo tampoco de interactividad. Aunque existen las peticiones de participación de los potenciales votantes para aportar sugerencias, así como respuestas a los que interpelan a los candidatos o comentan en cualquier red social (sobre todo en Twitter), por regla general no existe un debate y menos con participación directa de los propios candidatos. Ambos firman con iniciales cuando son los autores de mensajes en Twitter, pero para encontrarse “MR” o “RbCb” en un tweet hay que recorrer mucho “timeline”.
La reputación de la clase política, otra asignatura pendiente
El último barómetro del CIS ponía de manifiesto otro de los obstáculos a los que se enfrentan los políticos, en general, que no es otro que el de su reputación y credibilidad. Según la estadística del Centro de Investigaciones Sociológicas, entre las tres principales preocupaciones de los españoles figura la propia clase política y los partidos. También los políticos están a la cabeza de los problemas que afectan, de forma personal, a los encuestados.
Estos datos no son más que una muestra del desprestigio general al que se enfrentan los dirigentes de los partidos políticos, y las propias organizaciones. La recuperación de la confianza es otra de las asignaturas pendientes a las que deberán enfrentarse, con la ayuda de una adecuada estrategia de comunicación. Pero lo más conveniente para todos, aparte de recuperar imagen, es que los nuevos gobernantes que salgan de las próximas elecciones acierten con las medidas urgentes y necesarias para empezar a salir del túnel de la crisis. Ahí también será necesaria una buena labor de explicación, porque seguro que muchas de estas medidas serán impopulares.